viernes, 5 de mayo de 2017

"Los Hijos del Vidriero" por María Eulalia González Outomuro

 Maria Gripe, nacida Maja Stina Walter, fue una escritora sueca cuyas obras, dirigidas a un público infantil y adolescente, están a menudo escritas en un tono mágico y místico.
 Nace en Vaxholm, Uppland, Suecia, el 25 de julio de 1923. Cuando Maria tiene seis años, su familia se muda de Vaxholm a Örebro. Se mudan de nuevo a Estocolmo, en cuya universidad Maria cursa sus estudios de Filosofía e Historia de las Religiones.
En 1946 se casa con el artista Harald Gripe, quien la anima a dedicarse a la literatura y además creará ilustraciones para la mayor parte de sus libros. Su primer gran éxito es Josefina (1961), la primera de una serie de novelas que luego incluyeron Hugo y Josefina y Hugo.
Vive la mayor parte de su vida en Nyköping, donde posteriormente se filma una adaptación de su novela Agnes Cecilia. Tras un largo periodo de demencia Maria Gripe fallece a los 83 años, el 5 abril de 2007, en Salem.
Fue galardonada con numerosos premios, incluido el más importante dentro de la literatura infantil, el premio Hans Christian Andersen, el cual recibe en 1974.

Maria Gripe fue una figura de la tendencia antiautoritaria de la literatura infantil del momento, y su obra se caracteriza por hacer un análisis del mundo del niño mucho más profundo de lo habitual hasta entonces. Tampoco teme tratar temas a menudo evitados en este género, como el alcoholismo, el desempleo, la muerte o la soledad, ofreciendo siempre referencias inspiradoras que instigan a seguir adelante ante las adversidades.
 Gran parte de su obra, en particular la más posterior, está imbuida de un elemento supernatural y místico. Este cambio, con una maduración en su estilo, fue en parte debido a la influencia de autores como Poe o las hermanas Brontë, y en parte una reacción ante el uso de la violencia en el entretenimiento, que había comenzado a ganar terreno en este campo literario. Gripe intenta crear tensión argumental de maneras menos explícitas.

El realismo fabulado de Los Hijos del Vidriero, originalmente publicada en Suecia en 1964, relata un cuento a la vez extraño y familiar. Esta historia habla de pobreza y perseverancia, así como de la cautivadora fachada de la riqueza. Nos advierte de la fragilidad de las cosas bellas, el vacío de lo material, y el carácter con frecuencia inconsciente del deseo.
 En la historia, un soplador de vidrio, Albert, y su atribulada esposa, Sofía, intentan afanosamente ganarse la vida, mientras crían a sus dos hijos,


Klaus y Klara. Aunque ambos padres aman profundamente a sus hijos, carecen de tiempo o energía para atenderlos de forma adecuada. Un día, durante una feria, mientras Albert y Sofía se ocupan de su negocio, el Señor de la Ciudad de Todos los Deseos -un hombre de buenas intenciones, pero sumido en la desesperación- rapta a los niños para regalárselos a su esposa enferma.
Bajo la aparente sordidez de esta historia, la autora emplea un impactante dinamismo que equilibra la dura realidad con la fantasía mística.
Esta obra ha sido declarada Libro de Interés Infantil por el Ministerio de Cultura.

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